Me acordé de una campaña multipremiada que hicieron unos argentinos para DHL en México. Eran puras fotos con esquinas de calles donde una casa tenía dos números uno tachado, o un árbol que tapa de manera perfecta el nombre de la calle y que resulta que cuando estás buscando una dirección, es justamente esa que no ves gracias a la madre naturaleza.
Pero bueno, esto va más allá, digamos que fue una terapia que duró un par de días, tres para ser exactos. Gracias a la fijación (algunos lo llaman obsesión, pero dejémosla así) de una amiga por recolectar señalética para su depa, decidió tomar prestadas algunas de la ciudad de Guadalajara, "como el gobierno nos quita para los impuestos, y nosotros pagamos esos impuestos, entonces estas señales urbanas me pertenecen". Entonces fue cuando comenzó la sublime tarea de seek and take. Una escalera de no más de 80 cms de alto y un martillo fueron las herramientas.
El resultado fue: Una flecha de sentido de la calle, un "no estacionarse", un "no tirar basura", un preventivo de carretera decorando una pared de un depa. Varios intentos frustrados de obtener un "alto" (no cualquier alto, uno con pintura reflejante) a más de 2 metros y medio de altura en un poste de luz, una cortada en el dedo, platicas surrealistas a la 1 de la mañana un lunes y miércoles donde una mujer (amiga) platicaba desde el interior de su camioneta y un hombre (yo) sentado afuera en la esquina sentado en la escalera (literal con el culo a 80 cm del piso) mientras pasaban coches o se asomaban algunos vecinos, una caca de perro bien embarrada en la suela de un tenis, quince miradas al espejo retrovisor, un doce de chelas, media botella de JD (Jack Daniell´s), dos litros de agua mineral, 8 limones, 8 gramos de sal de grano, adrenalina, mímica de abrochar la agujeta de un tenis (claro, sin agujetas), 15 km, un cuarto de tanque de gasolina, 8 cigarros, 8 descargas de encendedor, dos shishas (4 tabacos: cereza, durazno, caramelo y fresa), un calambre de espalda. Pero lo mejor, y lo que se queda es el recuerdo de haberlo hecho, de unos ojos del tamaño de un faro mirándome con complicidad, que en cuestión de 10 minutos se convirtieron en sonrisas al ver los trofeos en la pared.
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