miércoles, 11 de agosto de 2010

Un dragón en mi ventana.


Generalmente aparece entre las 2 am y 3 am. Ayer estaba más lejos que hoy. El secreto para poder verlo es "no prender la luz", estos seres suelen salir con la luz de la luna, la luz artificial los ahuyenta. Éste, el que está en mi ventana, es maravilloso, no se mueve, creo que es un dragón reflexivo. Dice la leyenda que se asoma a las ventanas a alimentarse de las dudas, la que sea, incluso la más mínima. Quienes tienen dudas, ven a estos dragones iluminados sólo con la luz de la luna, ellos llegan para alimentarse, pero en cuanto dudas de su existencia, lo primero que haces es prender la luz, lo ahuyentas y tus dudas nunca se van.
Entonces dudas de que exista, y la única duda de la que los dragones no se alimentan es la de su propia existencia.
Yo por eso cuando lo veo, ni me muevo, ni respiro, ni prendo la luz, ni dudo y mientras no lo haga, mis dudas se van.

Otro mundo cuando cierras los ojos



A lo largo de mi vida he visto miles de cosas que hablan de los sueños, anuncios, películas, canciones, libros, pinturas, esculturas, obras de teatro. He visto mucho, incluso yo he hablado en mi publicidad de los sueños. Cuando cierro los ojos (perdón por mi personalismo, pero no tengo idea si a ti te pasa lo mismo) se abre la puerta a otro mundo. De pronto la realidad comienza a jugar con la fantasía, pero quién asegura que la fantasía no es la realidad. No me quiero meter tanto en el tema, es complicadísimo, pero acepto que es fascinante.
En fin, mientras podamos cerrar los ojos y despertar al día siguiente, ese otro mundo, seguirá existiendo dándonos la oportunidad de escaparnos siendo lo que queramos ser, desde un ángel de 10 metros, hasta un león negro de ojos de fuego.