lunes, 12 de septiembre de 2016

Mi parte volátil.

Mi corazón y mi mente hicieron un trato, mientras uno se quedaba conmigo, el otro se iría. Después de un tiempo, el que se había ido regresaba para quedarse conmigo y así se turnarían durante toda mi existencia. Ya fue el tiempo de mi mente, ahora es el tiempo de mi corazón. Vuelve ahora un recuerdo preciso que lo abarca todo en un instante, donde murmuré un último deseo mientras mis manos creaban perfectas visiones etéreas de un cuerpo invaluable que hizo que pudiera reconocer mis alas. Hoy esas alas se quedan en mi, acompañándome en cada viaje, abrazándome en cada vuelo hacia una incertidumbre inebitable, hacia la segunda mitad de mi vida, en cada despliegue de mi corazón. Esta es hoy quizá, la razón de que pueda volar sin viento y sin importar la altura, ni la distancia.

domingo, 11 de septiembre de 2016

Me robaron la mente, todo lo creado desapareció en segundos. Pero era la crónica de un robo anunciado y del tiempo como testigo. Y fue precisamente este implacable testigo el que me inyectó imágenes de erotismo utópico, tangible en un rostro y cuerpo que estaba completamente fuera de la vanguardia del espacio. Decidí utilizar algo más allá de mis simples músculos ópticos, el resultado: Una realidad fugaz. Mi mente fue robada, utilizada, movida, desordenada, así la encontré, así me la regresaron y yo me di cuenta que perdí el instructivo hace mucho. Fue en momentos breves, un agradable regreso a casa, donde uno de mis anfitriones era un tacto tímido, con intención, pero abrumado por ciertos ojos en el cielo. Un tacto que nunca llegó a madurar en mi piel, que guardé en aquel baúl de los recuerdos, con el riesgo de no volver a encontrar la llave jamás. Con el miedo en la piel, durante unos breves segundos, pude sentir que mi cuerpo, mi piel más viva que nunca regresaba a casa. Pero nuevamente mi mente sin ningún punto de regreso, volvió a doler, a gritar en el silencio. Estaba rota, sin tiempo y espacio, solo con cúmulos de expectativas bajo un puente donde se ofrecía el último optimismo, ese que nunca llegó. Una vez más mi mente hace que recoja mi cuerpo cual fénix que se vuelve a armar de las cenizas. No sé de qué manera se arme nuevamente mi cuerpo, donde hay una mente racionalmente desarticulada, donde lo que pudo ser duele, donde lo que no fue deja un vacío en el cual no se puede volar.

miércoles, 29 de junio de 2016

Llénate de imposibles.

Llénate de imposibles para saber que tu digestión lo hará posible. No duermas mientras estos imposibles se digieren en posibilidades, porque luego al despertar corres el riesgo de que te de amnesia de esperanza. No midas el tiempo, ya que es lo único atemporal que existe. Tienes hambre, y sólo ves pasar los platos bien servidos del éxito ajeno, y tú no sabes si ese platillo se come caliente o frío, de hecho no sabes cuáles son sus ingredientes, y entonces te preguntas si eres intolerante al éxito, esto es normal. Esto es porque te hace falta colocarte detrás de la barra, contar las emociones expuestas en guarniciones, ver que hay de acompañamiento y entonces armar el platillo fuerte, ese al que te vas a enfrentar y que tendrás que digerir una y otra vez, en cada momento que tengas hambre. Quiero hacer memoria, recordar si alguna vez alguien me dijo que hay imposibles ligeros, o imposibles libres de gluten, imposibles orgánicos. He leído acerca de esos, son más complejos de conseguir pero aseguran que ayudan muchísimo a la digestión, por su naturalidad tu sistema digestivo los acepta mejor. No, la verdad es que no me acuerdo. Si te llenas de imposibles, tienes que desimposibilitarte, para que toda posibilidad sea aprovechada por tu organismo y entonces no te canses del éxito, fortaleces tu intensión y te enfocas mejor. Llénate de imposibles para saber que el proceso natural es digerirlos, y cuando un imposible se digiere, pasa por el sistema digestivo de la conciencia, se convierte en ese bolo posible, listo para utilizarse donde quieras y en el momento que quieras. Cuida tu digestión que es lo único que tienes para digerir imposibles.

lunes, 25 de abril de 2016

SinSer

Cuando hay espacio, callas. Cuando existe un avismo gritas con tu corazón sin ser. Piensas en una existencia que rehusa irse al lado banal, no justificas hechos, justificas vida. Dejas de pensar y comienzas a sentir. Lo primero que sientes es duda, de saber si en realidad estás sintiendo, eso te impide alejarte en su totalidad de pensar. ¿El tiempo te hace pensar? ¿sentir?, quizá lo obvio es pensar y sentir, pero desde la parte disfuncional de la vida, estos dos conceptos, viven por separado. Creer tener. Creer, en algo, simple hecho que da seguridad, el tener es relativo. Estar en un momento, resulta en el tiempo fugitivo, aún que sabemos que es una ofrenda de nuestra parte, darle el tiempo a ese momento, lograr ser los eslabones únicos de ese matrimonio, se pierda o se gane no importa, solo estás ahí.

miércoles, 20 de abril de 2016

Grito cuando sueño.

Grito cuando sueño lo que no me gusta, grito cuando siento el sueño de no alcanzar lo que me gusta. Grito cuando hay silencio porque no lo entiendo, grito cuando hay amor porque lo siento, pero también grito cuando, aún habiéndolo, no lo siento. Grito cuando hay una soledad que no merece ser acompañada, grito cuando la soledad me acompaña. Grito cuando me enamoro de hologramas, de esos que no se tocan, pero se ven y se escuchan. No hay un grito que me grite de regreso. No hay quien me grite mientras me duele, no existe en mi línea de tiempo un grito con eco que se repita una y otra vez. Hay gritos que no son míos, y me la paso gritándoles experiencias propias. Gritarle al ruido, ¿qué fin tiene eso? El ruido es una forma en que percibimos la vida con el sentido del oído. Entonces hay vida en un grito. Gritando o callando se va la vida, y la vida es paradoja, ilusión, pero está viva,
al igual que yo.

viernes, 18 de marzo de 2016

TIEMPO DE NUBES

Abres las nubes pero desde abajo con un destapa corchos y te das cuenta que a unas les sale un poco de gas, a otras agua, el elemento que utiliza el tiempo para desangrar su desplazamiento. Tiempo implacable, sublime, perfecto. Aprovechemos que no tiene memoria para dejar de estigmatizarlo cada vez que nos encuentra y quiere estar con nosotros, donde sea, cuando sea. El tiempo es un concepto que te presta el Universo y simplemente lo tomas, lo compartes.

Por la calle

Un día caminando por la calle, me encontré a un corazón que discutía con una frustración, más bien al revés, era la frustración la que le reclamaba al corazón. Quise acercarme un poco más para saber qué era lo que se reclamaba, pero estaba en una esquina y ellos en otra, en plena hora pico donde todas las emociones salen a la calle y el ruido era demasiado, imposible moverme o escuchar algo. Ya no supe si una frustración fue vencida con amor, o un amor fue frustrado.

Emociones en legado.

Mi imaginación me contó una historia. Me relató que cuando las personas se confrontaban por primera vez a sus emociones profundas, a sus sentimientos arraigados esos que poco a poco se van adheriendo a la piel, iban a un lugar que era conocido por pocos. Mi percepción en cambio difiere, yo creo que era conocido por muchos, pero el miedo los hacía mentir acerca de su existencia. Era un espacio donde se encontraba un maestro que tenía un nombre maya: BEN, que significa "caminante del cielo". Es el maestro que tenía y sabía el secreto de vincular a la tierra con el cielo, (me refiero al cielo desde la parte conceptual de lo divino). El miedo de las personas al visitar a BEN radicaba en que tenían que ir sin demostrar emoción alguna, debían ir en un estado ecuánime, casi ZEN, de esa manera BEN detectaba las emociones, se conectaba con ellas para poder trabajarlas, pero las necesitaba fuera de la esencia humana para poder manipularlas, de lo contrario, si se llagaba con las emociones a flor de piel, las cosas tomaban otro rumbo. Por más mínima presencia de una emoción, BEN te quitaba el rostro, se lo llevaba y de esta manera no tenías forma en un mundo completamente visual. Muchos temían a que su rostro fuera robado, entonces preferían enfrentar día a día las emociones, tanto a las emergentes como a las viejas huéspedes que tenían ya un tiempo dentro de ese espacio corpóreo. Dolía parirlas, duele y dolerá, el poder digerir las emociones no es fácil, uno no tiene el estómago ni el corazón preparados para tal tarea. Después de esa historia mi relación con las emociones cambió, entendí que hay las que se producen en el momento, desde el interior como desde el exterior. Mi miedo no es ir con BEN, no me preocupa mi rostro, mi principal preocupación es quedarme con emociones que no son mías, que no me pertenecen, que me las implantaron y cada día duelen más. Sin saber que son mías, no sé cómo sacarlas, a quién dárselas si el dueño no está presente para poder entregárselas. Por eso hay que estar seguro que lo que sentimos es nuestro, de nadie más. De lo contrario tendremos que ir con BEN poniendo en un gran riesgo nuestro rostro.

martes, 19 de enero de 2016

El substracto del extracto.

La luna me trae una emoción, el espejo juega entre realidades y fantasías. El agua me dicta qué hacer para quitarme de encima el pasado, el sol me da una lección que se repite cada mañana, excepto cuando las nubes dejan caer la sombra de muchos egos. La lluvia en su lenguaje místico pero sencillo me enseña a escuchar. La vida hace ruido, el aquí hace ruido, el presente respira. Y hablando del presente, creo que de los 3 es el que más hambre tiene, aunque a veces se mal pasa gracias al tiempo, también ciertas promesas le dan indigestión, y cómo no, se llena de palabras pesadas que contienen lo que se conoce como -letras BOLD o NEGRITAS-, son muy dañinas para la digestión emocional. El espacio me presenta a la ausencia que a su vez me trae un poco de ganas, desde hace un tiempo dejé la gula, el exceso de ganas me llenaba de reclamos la piel, y eso a simple vista, no se veía nada bien. El sonido me trae armonía, porque es muy diferente al ruido, el sonido tiene un ingrediente que es maravilloso para la salud "la música", pero tiene que ser el ingrediente completo, en este caso el "extracto" no funciona, por lo menos no para la armonía. La armonía me trae silencio, he notado últimamente mientras me muevo que el silencio ma da un poco de reflexión, a veces duele, cuando hace un poco de frío en el corazón, pero es raro que me duela la reflexión. La semana pasada, la reflexión me ofreció un poco de noche, la verdad es que la vi muy oscura y le pregunté que si no estaba muy cargada, porque luego me ponía un poco alterado. Lo único que me dijo fue: "pruébala", y lo hice, la probé. Me gustó la experiencia, me di cuenta que estaba muy condimentada de estrellas, y supe que me gustaban las noches así, oscuras y de sabor fuerte. Un experto en noches al cual llaman: "Maestro Akbal (noche en maya)", me dijo que todo dependía de la cantidad y calidad de estrellas que contenga. Cada vez es más difícil encontrarte noches con esas características, yo creo que por eso la disfruté tanto.

viernes, 15 de enero de 2016

Fecha de Caducidad

Una vez más veo emociones desnudas por la calle. ¿De quién son?, ¿quién las habrá dejado ahí, así, sueltas a su suerte? Por más discreto que intenté ser, una de ellas se me acercó y me ofreció un sentimiento para acompañar mi individualidad. En ese momento le dije que no, la verdad es que no lo necesitaba en ese momento. Acababa de vaciar mi contenedor de todos esos sentimientos que se me echaron a perder, los arrojé al bote que decía "orgánica", espero no haberme equivocado, porque algunos ya estaban un poco solidificados, son los que me costaron un poco más de trabajo limpiar y tirar. Regresando a la emoción, al decirle muy amablemente que no necesitaba lo que en ese momento me ofrecía, siguió insistiendo, a lo cual yo me resistía. Generalmente me les pongo difícil cuando se me quieren acercar, ya que son emociones que no conozco, pero esta en particular me movió algo, sin esperarlo, es una de las maneras en que la vida cocina su platillo favorito: "humanos". Que al parecer, por ahí me enteré que últimamente, estamos dándole un poco de indigestión. Y esto para mi tiene cierta lógica, cada vez somos más densos, más pesados de digerir porque nos condimentamos con miedos, y la vida es intolerante o alérgica a este ingrediente. Conforme pasan los años, las generaciones nos vamos haciendo más difíciles de digerir, nos hemos condimentado mucho de agentes libres como el ego y como ya lo mencioné, el miedo, que incluso, ya está considerado como cancerígeno. Y la vida no está hecha para enfermarse, por ello estoy casi seguro que poco a poco nos va a consumir menos. Entonces seremos ingredientes libres, sueltos por ahí sin ser consumidos, ni mezclados, dejaremos de alimentar a la vida, por nuestros condimentos tan fuertes y difíciles de digerir para ella como nuestros miedos y egos. Pero no sé si esto sea posible en su totalidad, porque contamos también con elementos adictivos: sentimientos, emociones, que sazonan bastante bien los platillos de la vida, sólo depende de ella si se los come crudos o cocidos. Al final del día, siempre tendremos una fecha de caducidad.