viernes, 18 de octubre de 2013

Algo acerca del espejo

¿Se puede ser implacable con la vida?, ¿sobre todo cuando se llena de adioses hace tiempo, de rostros que buscan la oscuridad como el hambre a sus víveres? La respuesta, si es que existe, quiero imaginarme que sí, seguramente no es sencilla pero tampoco imposible. Por ejemplo, aquellos alquimistas de temporadas, de emociones, cuentan que la respuesta está detrás del espejo. Enfrentarse al espejo no es fácil, porque es precisamente él quien es implacable, refleja lo que hay, sin más ni menos. Un espejo se pule, se limpia para mantener claro y nítido su reflejo, de esta forma los fantasmas, los falsos simulacros desaparecen, las percepciones de lo que podrían ser reflejos distorsionados, se van con la oscuridad de la noche".

martes, 9 de abril de 2013

A mi Padre, mi gran Maestro.

El tiempo es implacable, silencioso, es difícil escucharlo cuando camina. Es curioso, al momento de tomar forma en este plano nos fusionamos con él, comenzamos a sentir como su esencia corre por nuestras venas, y esto es desde el momento en que nacemos hasta que nos tenemos que regresar a casa. Durante este proceso el tiempo guía todo movimiento. Pero, nosotros le enseñamos algo al tiempo, y es a ser dual, sí, somos seres con una dualidad y el tiempo al estar presente en esta dimensión de la forma, al convivir con nosotros, los humanos, adquiere un poco de esta característica. Somos sombra y luz, el tiempo también, o lo sana todo (LUZ), o lo destruye todo (SOMBRA). Hay diferencias entre el tiempo y nosotros, desde mi punto de vista rescato dos muy importantes, el libre albedrío y el miedo. Nosotros, como humanos decidimos qué ser, luz o sombra, sentimos miedo, miedo a diferentes cosas, incluso (paradójicamente) le tememos al tiempo. Mientras éste, termina algo o lo comienza, no tiene miedo de hacerlo, no se cuestiona, no se arrepiente de haberlo hecho, porque es un flujo natural del Universo, de la magia, llámalo como quieras. Estoy en el entendido de que la vida es algo que nos sucede, que tenemos que pasar todos y cada uno de los millones de seres humanos para poder evolucionar o trascender, que en verdad no me quiero meter tan profundamente en estos términos, prefiero tocarlos muy suavemente por ahora, resulta que en este momento no tengo ganas de sangrar. En esta vida, surgió un gran maestro que conocí muy bien, casi 72 años de experimentar tiempo, dualidad, sombra, luz, fracaso, éxito, en fin todas las emociones que vienen implícitas al momento que decidimos bajar tomando cuerpo, forma y esencia humana. Es curioso, por lo menos para mi, que en una situación en que cualquier maestro o maestra regresa a casa, entra ese juego macabro en la mente de quienes nos quedamos de exigir más tiempo de estancia para nuestros padres, hermanos, hijos, esa es la parte del apego que levanta la piel y nos deja la carne viva, y duele cuando no haces que esas cicatrices sanen, el desapego es la respuesta. Este gran maestro, así lo llamo, porque de entrada se ganó ese título cuando tomó en sus manos la gran responsabilidad de pensarme, para posteriormente poder crearme. Él tomó esta responsabilidad a ciegas, claro, en conjunto, en equipo con mi madre, ambos co-creadores con el tiempo colgado de la espalda y de su pecho, pero mi experiencia me ha llevado a entender que cuando se fluye no se piensa, porque densificamos las cosas, simplemente las programamos de otra manera, y algunas veces esta programación no es la correcta. Mi padre, a dos meses de su regreso a casa dejó magia, dejó fuerza plasmada en nuestra querida madre Gaia, y en muchos corazones que lo conocieron. Los recuerdos están por momentos. En algún libro leí que hay diferentes realidades en este plano, y todas y cada una de ellas ya tienen su desenlace, nosotros somos quienes escogemos qué realidad queremos (como un juego de abrir puertas), y claro, ésta con su respectiva conclusión. Los recuerdos me llevan a conectarme con las emociones, por eso tengo muy presente que cuando eres niño, comienzas a creer en los súper héroes, sueñas con ellos, o con ser uno de ellos, pero una de las grandes lecciones que nos da el tiempo en todo su proceso, es que nos damos cuenta más adelante que los súper héroes no son seres fantásticos, sí existen, y somos nosotros. Al igual y puedes estar de acuerdo conmigo o no, y no sé si te pase, pero mi papá antes de ser mi gran Maestro, fue mi primer súper héroe. La manera de enfrentar los problemas era única, hacía lo posible por darle equilibrio a mi vida, aunque yo en ciertos momentos no tenía idea del significado de esta palabra, que después se convirtió en un concepto de gran valor, aprendizaje y enseñanza para mi. Quiero regresar a los recuerdos, esos que flotan en el aire y cuando los pensamos los traemos de nuevo. Hoy recuerdo a mi gran maestro por las mañanas, cuando despertaba ya se escuchaba el sonido de una cafetera preparando el “espresso” que donaría su generosa fuerza a mi padre para que pudiera aguantar la jornada de trabajo, o un día más en este juego llamado vida. Ese aroma era su sello, aroma que también se puede sentir en su amada Roma, y hasta hoy se sigue escapando de las paredes de casa de mis padres. Uno de los súper poderes de mi padre era que detenía el tiempo en sus manos, hacía magia, cuando todo corría en un frenesí descomunal y masivo, mi maestro tenía la capacidad de sentarse en medio del huracán y encontrar ese espacio donde las cosas transcurrían lento, o por lo menos sin la preocupación terrenal que le imprimimos a cualquier situación y eso nos llevaba a realizar grandes estupideces como enfermarnos de estrés, no dormir, o a castigar sin sentido a nuestro cuerpo con síntomas de dolor preocupándonos por situaciones materiales y económicas. Retomando los sentidos, los recuerdos, las nostalgias, como diría Mario Benedetti en ese fantástico poema, MI ROSTRO DE VOS: “Sin un temblor de más me abrazo a tus ausencias que asisten y me asisten con mi rostro de vos”, así hago en mi silencio, abrazo ese rostro de vos, de mi maestro, el de mi padre. Hoy esas noches, y sombras, que llenaban mi torrente sanguíneo de un líquido negro y denso que dolía al pasar por mi corazón, las he dormido poco a poco, domado sin más que sólo luz, pero este proceso en lo personal no ha sido fácil, uno exhibe su vulnerabilidad en estos casos, cuando alguien querido, en este caso un maestro, un padre regresa a casa. Pero de pronto, ese rostro de vos (mi padre) toma dos connotaciones, su regreso a casa desde el lado racional y el emocional. En ambos llegan huéspedes, quizá los mismos de siempre, en forma de sueños o como un sueño que deja al cuerpo indefenso, inmóvil, en una dimensión en la que se fabrican rencores nuevos, y es entonces cuando se puede ver a la esperanza como un terreno baldío. Nos aferramos a los recuerdos, no soltamos, nos apegamos a las imágenes de la vida o a las cosas de la misma que son una fantasía, no son reales, porque simplemente vamos más allá de las formas, pero hasta ahorita no hemos despertado del todo para entenderlo. En este mundo, cuesta mucho comprender que no somos lo que somos en este plano de la forma y la percepción, nos hemos enfocado a ser lo que ganamos, es decir, cuánto tengo económicamente hablando, para demostrar e incluso ejercer mi poder ante los demás. Es uno de los roles más importantes para el ser humano, quién no quiere tener mucho dinero para hacer lo que se quiere, conseguir lo que se quiere y ser respetado y admirado por muchos, en realidad ¿de eso depende nuestra felicidad? Le hemos dado durante muchos años el mando al exterior olvidando que la vida, lo eterno, lo hermoso está en el interior de cada uno, aunque suene a cliché, es algo muy profundo que comienzas a entender cuando cambias tu intención de elevar tu conciencia. Yo lo creo a estas alturas, me ha costado sangrar tiempo, llorar vacíos, perder una y otra vez mi corazón, sacar y vivir mi fuerza oscura, golpeado, devorado, tragado y escupido por cada sombra presente en mi interior. Pero hoy, con el regreso a casa de mi padre, las cosas toman otro sentido, por lo menos para mi, comienzo a reconocer mi “yo soy”, algo que mi padre, mi maestro en otro nivel de conciencia me lo compartía, él me decía: “La mente es muy poderosa, pero muy peligrosa si no la sabes usar”. El mensaje para mí, por lo menos lo que personalmente decodifiqué detrás de esta frase es que somos lo que somos, y así somos perfectos mientras escuchemos nuestro corazón y no tanto a nuestro sistema neuronal. Mi maestro era muy mental, pero llegó al momento en que su corazón lo movía, aunque a veces la mente sentía celos y no quería ceder el territorio que había ganado durante los años, mi padre logró anteponer su corazón en primera instancia, eso lo llevó en ese momento a estar donde está, en la LUZ y con una total PAZ. Pero eso queridos amigos, se gana, minuto a minuto en esta vida, cuesta mucho soltar el exterior, dejar de ser dominados por él, nos importa lo que otros dicen de nosotros, lo que podemos llegar a perder económicamente, nos asusta no pertenecer a cierto grupo o nivel social, el fracaso nos frustra, hacemos juicios de los demás, opinamos de los demás, queremos controlar lo que tenemos, pareja, hijos, amigos, finanzas, sociedades, países, temas y buscamos que el otro reconozca en nosotros que tenemos razón, aunque no sea una verdad. Mi padre, mi maestro, un corazón forjado en la verdad pero con un silencio que fue su boleto de regreso a casa. Muchos lo conocieron y reconocieron, su legado en este plano fue ese, ser querido por mucha gente, quizá también odiado en su momento, en verdad abrazarlo hacía la diferencia, cambiaba la frecuencia de mi día. Estoy contento, hoy a su regreso, no me faltó decirle que lo amaba, que le agradezco todo su súper poden (haciendo referencia a los súper héroes que expongo párrafos atrás), su fuerza, su valentía, su coraje, porque no dejó esta dimensión de forma fácil, dejar este plano arraigado como ser humano a veces puede ser muy complicado, por eso el miedo da su último espectáculo en los momentos en los que se comienza a desencarnar. Después de su regreso a casa, tuvo la oportunidad de visitarme en un par de ocasiones, pero cuando recibí esa llamada que marcó el 9 de febrero a las 8.15 pm, después de esa lucha entre lo racional y emocional, pude darme 20 minutos para poder meditar, regresar a mi centro y fue entonces cuando escuché “todos hemos muerto más de una vez”, seguido, entra mi padre diciéndome, “¿sabes hijo?, es un poco difícil morirte porque al principio, en los primeros segundos, tu alma no sabe qué hacer, no se ha desconectado del todo del cuerpo y el cerebro, entonces no se comprende qué sucede, pero son momentos que pasan rápido, ya después te fusionas con la LUZ y entonces se siente muy bien”. Hoy tu silencio me abraza con PAZ, pero te sigo sintiendo y escuchando, los lazos son fuertes incluso cuando tú estás en casa y yo sigo en este salón de clases llamado vida. Hace poco recordé nuevamente el poema de Charles Baudelaire que se llama “Embriáguense”: “Hay que estar ebrio siempre. Todo reside en eso: ésta es la única cuestión. Para no sentir el horrible peso del Tiempo que nos rompe las espaldas y nos hace inclinar hacia la tierra, hay que embriagarse sin descanso. Pero, ¿de qué? De vino, de poesía o de virtud, como mejor les parezca. Pero embriáguense”. Gracias querido Padre - Maestro por enseñarme a embriagar, contigo aprendí a embriagarme de virtud, fuerza, de amor, cine, literatura, arte, vino, poesía, pero sobre todo de vida. Me diste la lección más importante, pararme ante la vida y gritar con todas mis fuerzas, con mi corazón abierto: “¡Vida! Soy Marco Tirelli, hijo de un gran padre y de un gran maestro Francesco Tirelli. Aquí estoy, y de pie te digo PRESENTE”. Encontrarte es fácil amado padre, sólo sentiré los latidos de mi corazón, estás presente en cada uno. Felices dos meses de tu regreso a casa. Cuando sea mi tiempo, por allá nos abrazamos.

domingo, 10 de marzo de 2013

Un poco de tiempo

Me libero con las mordidas del tiempo en mi espalda. Exteriores que han sido humanos por mucho tiempo. No tenemos la capacidad de enfermarnos, la hemos creado con el tiempo. El tiempo a diferencia del hombre, no tiene miedo. El tiempo a veces es humano, aunque carece de libre albedrío. A veces pienso que la única energía del Universo que se atora, es el ser humano. Un poco de tiempo no hace daño. Es un hecho, nadie tiene exceso de tiempo. Tampoco existe la sobredosis de tiempo. Entendedores de tiempo, hay pocos. El tiempo también es dualidad, todo se cura o se destruye con él. Adioses desde hace tiempo. Tiempos que despliegan, épocas, sabores y tactos. Nada ansío de nada mientras dure el instante de eternidad que es todo cuando no quiero nada. El tiempo y la esperanza disponen de tantos terrenos baldíos.

miércoles, 20 de febrero de 2013

Frases en corto

Quiero sentirme como nunca, fuera del tiempo, fuera de mi.
Quiero esa luz fugaz para convertirme en ella siempre.
Amar mi tiempo...amar mi ausencia.