lunes, 19 de diciembre de 2011

Un poco de soltura neuronal


Es difícil cuando ya aceptas subirte al barco, ya no se puede parar. Si no se sabe navegar, por lo menos preguntar para qué es cada cosa, las respuestas nos pueden llevar a saber hacerlo.
Las ideas no dejan de llegar, de ser y existir en un espacio donde el tiempo es el que rige las formas. Pero eso no importa, para eso existen las ideas sin tiempo.
Siempre he sido de la idea que existen agujeros en la vida que nos hacen entrar y confundir la fantasía con la realidad.
Me acuerdo de esas épocas donde cuando escribía, le daba el crédito a los demás.
¿Cuando sales entras?, o ¿quién nos asegura de que cuando nos salimos no entramos? Y claro, viceversa.
Cada vez me sale mejor la relación que tengo con las palabras, creo que nos vamos entendiendo. Aunque siento que a veces las ideas se ponen celosas.
Todo el contacto que he tenido en mi vida con el surrealismo, me ha salido bien. No sé si lo surreal que conozco sea perfecto, pero por lo menos sí es bueno en lo que hace.
Por más que quiero crear surrealismo, no me sale. ¿Podré bajar algún manual de Internet?
¿Por qué siempre todo llega un punto?, ese del que todos hablan…”he llegado a un punto….es que ya llegó a un punto….está a punto de”
No sé si fue el té del dragón, pero es un hecho de que mis neuronas cabalgan en las palabras. Las han sacado a pasear junto con las ideas y por lo menos se están divirtiendo.
El mejor vínculo entre una palabra y una idea es una buena neurona, de preferencia que esté equilibrada.
Una frase retumba en mi cabeza: “Me caí del mundo y ahora no sé por dónde se entra”, la verdad es que al final el mundo no parará de girar, por lo menos a mí no me tocará.
Siempre me pregunté qué tanta razón está en los dichos, porque hasta en la sabiduría hay contradicciones, por ejemplo: “En boca cerrada no entran moscas” y por otro lado “el que calla otorga”.


Seguimos con un poco de foto propia

La fotografía para mi es entre otras cosas, la capacidad de detener el tiempo en una acción ya sea de la humanidad o de la naturaleza. Es inmortalizar un fragmento del tiempo, una pequeña o gran historia que te lleva a crear más historias. La foto hace que las pequeñas historias trasciendan inmortalizándolas. Así comencé a enamorarme de este gran y hermoso poder.





Y sigo, y sigo...

Mi tiempo continúa, así como las historias que la fotografía decide hacer.




Algunas cosas que han visto mis ojos