domingo, 9 de febrero de 2014

A un año de tu regreso a casa.

Con una cerveza en mano recuerdo las palabras que algún día me dijiste: "Todo tiene remedio menos la muerte". Inevitable no pensar es este concepto, presente en cada uno de nosotros, en cada día. Pero como buen personaje creativo que soy, quiero re definir el concepto de muerte, digamos que para mi es la oportunidad de la vida para enseñarte más, porque muriendo o de la muerte es como también aprendes a vivir. Regresaste a casa hace ya 365 días, y estoy seguro que tu regreso fue perfecto, encontraste todo en orden, tu vida te habló de lo bien que la trataste durante casi 73 años, ya me imagino los momentos que hasta ahora sigues recordando allá donde todo es hermoso, con un buen espresso, una grappa, un buen vino tinto, o por qué no, un tequila. Seguramente te encontraste contigo mismo como anfitrión y huésped, pero en otro plano, en otro nivel de conciencia, seguro estás platicando con gran maestría todo lo que pensaste en la vida, acertado o no, te reconociste como ser humano y te reconoces ahora como un Gran Maestro de Luz, ese que bajó, dejó algo y trascendió. De pronto te encontraste con el mejor anfitrión que uno puede encontrarse en esta vida, contigo mismo, en el plano que nadie de nosotros imaginamos. Pero eso sí, esto tiene una pequeña cláusula en el contrato, la famosa letra chiquita que todos omitimos, y es que eso sólo pasa cuando regresas de manera definitiva a casa. No me gusta pensar en el dolor del pasado, de lo que sentí cuando hoy hace un año recibí esa llamada telefónica donde me avisaban de tu regreso definitivo a casa, lo malo es que me agarraste con 556 kilómetros de distancia, mismos que se interponían entre tú cuerpo recién entregado y mis ganas desesperadas de verte por última vez, que bueno, ahora creo que te volveré a ver de nuevo. En fin, no me enfoco en lo que fue esa experiencia, sino en la que fue tu vida, que tú la conoces mucho más de lo que yo pudiera proyectar en estas líneas que son un homenaje a lo que fuiste, a quien fuiste y claro sigues siendo ya no en cuerpo pero sí en energía vital esa que nunca muere, es eterna. Recuerdo las primeras palabras que me dijiste en cuanto recibí la noticia, cerré los ojos y escuché: "todos morimos más de una vez", en ese momento mi mente y corazón estaban completamente separados, no se conectaban entre sí, afortunadamente ganó el corazón, el que me hizo sentir y entender ese mensaje que dejaste en mi. Me queda claro que todos ya morimos más de una vez, y que estoy seguro que no es fácil hacerlo, quizá contrapunteando a algunas ideologías que pueden afirmar lo contrario, sin afán de convencer, sólo expongo que en ese momento pude entenderte y sentirte que es lo que cuenta. Querido Padre, seguramente desde donde estás, en ese plano multidimensional, tienes la capacidad de ver a tu nieta, tu única nieta que a un año y medio sigue diciendo "Nonno", sigue extendiéndote los brazos para que la cargues, sí, lo hace, y aunque para nosotros quienes ya estamos más maleados por el tiempo de estancia en este salón de clase llamado vida, no vemos a quién le extiende los brazos y le sonríe, sabemos en el corazón querido Padre, Maestro que es a ti, que fuera de todo entendimiento, explicación, tu nieta te sigue abrazando, te sigue pidiendo que la cargues con esos brazos llenos de amor, de Luz, de fuerza, de orgullo italiano, y te sonríe porque seguro tú también le sonríes. Hoy sabes más, eres mucho más ilimitado que nosotros, con más sabiduría, más LUZ, que es lo que uno gana cuando muere, y desde mi perspectiva un trato justo, ya que cuando bajamos, lo hacemos sin recordar de dónde vinimos, a qué vinimos, y el corazón que tenemos desde bebés y niños, lo vamos modificando, cambiando, es como un espejo totalmente limpio, que conforme pasamos el tiempo en este plano, lo vamos opacando, ensuciando cada vez más. Estás muy bien Papá, lo sé, te siento, te sentimos, no sé y desconozco hasta que pueda estar en el mismo lugar, de lo que hay, ¿hay tiempo?, ¿hay dolor?, ¿hay hambre?, ¿hay nostalgias, odio? quizá no y por lo que he escuchado, no lo hay por el hecho de que regresaste a tu estado natural, ese ser LUZ amoroso e ilimitado. Hoy a un año de tu ausencia GRACIAS, no porque te fuiste, sino por lo que fuiste, por demostrarme ese corazón tan lleno de magia, de fuerza, de tanta nostalgia por ese país al que tanto amaste, a tu Italia, a tu Roma hermosa, a la que siempre quisiste regresar, pero bueno, el verdadero hogar no está en este plano, es al que decidimos regresar y que no está a simple vista, no lo visitan turistas a diario, no hay forma de llegar con el cuerpo físico, creo que me entiendes perfectamente porque ya estás en él. Los primeros 365 días de mucho tiempo, tanto como se te de la oportunidad de volver a regresar a este salón de clases, de mientras en el tiempo que estemos aquí los que te amamos, cada año te vamos a recordar con ese gran corazón con el que bajaste, el mismo que mostraste por casi 73 años. Te hiciste adorable, querible, abrazable, respetable, admirable por quienes tuvimos la oportunidad de tocar tu corazón, y por esa oportunidad que nos diste GRACIA PAPÁ, MAESTRO, te veo cuando regrese a casa.