viernes, 15 de enero de 2016
Fecha de Caducidad
Una vez más veo emociones desnudas por la calle. ¿De quién son?, ¿quién las habrá dejado ahí, así, sueltas a su suerte?
Por más discreto que intenté ser, una de ellas se me acercó y me ofreció un sentimiento para acompañar mi individualidad. En ese momento le dije que no, la verdad es que no lo necesitaba en ese momento. Acababa de vaciar mi contenedor de todos esos sentimientos que se me echaron a perder, los arrojé al bote que decía "orgánica", espero no haberme equivocado, porque algunos ya estaban un poco solidificados, son los que me costaron un poco más de trabajo limpiar y tirar.
Regresando a la emoción, al decirle muy amablemente que no necesitaba lo que en ese momento me ofrecía, siguió insistiendo, a lo cual yo me resistía. Generalmente me les pongo difícil cuando se me quieren acercar, ya que son emociones que no conozco, pero esta en particular me movió algo, sin esperarlo, es una de las maneras en que la vida cocina su platillo favorito: "humanos". Que al parecer, por ahí me enteré que últimamente, estamos dándole un poco de indigestión. Y esto para mi tiene cierta lógica, cada vez somos más densos, más pesados de digerir porque nos condimentamos con miedos, y la vida es intolerante o alérgica a este ingrediente. Conforme pasan los años, las generaciones nos vamos haciendo más difíciles de digerir, nos hemos condimentado mucho de agentes libres como el ego y como ya lo mencioné, el miedo, que incluso, ya está considerado como cancerígeno. Y la vida no está hecha para enfermarse, por ello estoy casi seguro que poco a poco nos va a consumir menos.
Entonces seremos ingredientes libres, sueltos por ahí sin ser consumidos, ni mezclados, dejaremos de alimentar a la vida, por nuestros condimentos tan fuertes y difíciles de digerir para ella como nuestros miedos y egos.
Pero no sé si esto sea posible en su totalidad, porque contamos también con elementos adictivos: sentimientos, emociones, que sazonan bastante bien los platillos de la vida, sólo depende de ella si se los come crudos o cocidos. Al final del día, siempre tendremos una fecha de caducidad.
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